martes, 1 de noviembre de 2011

Fuente de Apolo y las Cuatro Estaciones

FUENTE DE APOLO Y LAS CUATRO ESTACIONES, Madrid 1803
 

Paseo del Prado s/n


La fuente de Apolo, también conocida como las Cuatro estaciones se encuentra en el centro de lo que se denominó Salón del Prado. En 1779 bajo el reinado de Carlos III, el conde de Aranda encargó a José Hermosilla el diseño de un paseo. Hermosilla trazó una forma circoagonal con tres esculturas como referencia. Encargó el proyecto escultórico a Ventura Rodríguez que diseño tres fuentes dedicadas a dioses clásicos, la diosa Cibeles en un extremo, el dios Neptuno en el otro y el dios Apolo en el centro, todas ellas consideradas obras maestras del neoclasicismo español. 




 
La fuente diseñada por Ventura Rodríguez se compone de un cuerpo central con escalinata, con dos mascarones que arrojan agua sobre tres conchas superpuestas de diferentes dimensiones.  Fue inaugurada en 1803, para celebrar el enlace del príncipe heredero Fernando.
 


Las esculturas del pedestal que representan las cuatro estaciones fueron encargadas a Manuel Álvarez, el Griego.
 



La primavera es una mujer joven con flores que simboliza el nacimiento del año.
 
 


El verano es también una mujer con una espiga de trigo en representación de los campos cultivados. Tiene una hoz en la mano.
 


El otoño es un hombre joven que lleva una corona de uvas en la cabeza y algunas en su mano.
 


El invierno está representado por un anciano simbolizando el final del año y de la vida.
 

Estas cuatro estatuas están en bastante mal estado debido al material utilizado.

 
 

Remata el monumento una efigie del dios Apolo, divinidad de la luz y las artes, con los rasgos del rey Carlos III que fue realizada por Alfonso Giraldo Bergaz. De todas las variedades en la que es reconocido como dios, esta imagen de Apolo representa al dios de la música, la poesía y las artes por esto se nos muestra con una lira en la mano.
 



Los mascarones que arrojan el agua a la fuente representa a Medusa, una gorgona que convertía en piedra todo lo que miraba y a Circe, una diosa hechicera que convertía en animales a quienes la rechazaban.



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